LA ESTRELLA

La carta lleva el número XVII, y muestra una gran estrella amarilla de ocho puntas, la que le da el nombre a la carta, junto con las siete que se encuentran a su alrededor, más pequeñas, suman ocho estrellas.

Una mujer, rubia, desnuda, con dos jarrones uno en cada mano, vierte agua en un charco con la derecha; y con la otra vierte el mismo líquido en la tierra (el agua es el líquido vital, que da vida)

Lejos, hacia el horizonte, un  árbol verde, con un gran pájaro en la cúspide a punto de echarse a volar.

El campo es muy fértil, con flores naciendo de él.; al fondo unas montañas.

Al caer el agua en el charco forman unas hondas, al menos siete, lo que coincide con las estrellas blancas en el cielo. Y al caer el agua en la tierra forma cinco dedos.

Bajo la estrella amarilla se ve un álo de luz que baja en forma de triángulo.

En el cielo vemos, un gran lucero amarillo, con otro rojo detrás, concéntricamente ubicados., sobre una joven desnuda, de cabellos azules, rodeada de siete estrellas; dos amarillas de seis puntas, mas dos azules y dos rojas y una amarilla, de ocho puntas cada una.

La joven desnuda, lleva dos jarrones rojos, uno en cada mano; que derrama un líquido azul, en un rio o estanque y en la tierra, respectivamente; apoya su rodilla izquierda sobre el suelo.

El panorama del suelo es un tanto desértico (color amarillo), pero una humilde planta verde adorna esta solitaria visión: el río atraviesa parte de la carta y se pierde entre los montículos de arena.

Tras ella, en el horizonte,  se ven dos árboles o arbustos y en uno de ellos un pájaro negro parece intentar emprender el vuelo o ¿Bien está llegando?

Lo primero que debemos hacer notar es que es el primer astro que sale en el tarot, luego viene La luna y El Sol.

La carta de la Estrella, lleva el número XVII en el Tarot, y es el número cósmico de la esperanza y la fe; es símbolo de armonía radiante y del equilibrio activo.; es la suma del 10, que es el ciclo universal y el 7 que es número sagrado por excelencia; además el 7 es la suma del 5 que es puente y 2 madre. El número 17 que es el número de la suerte. Las personas nacidas el 17 son afortunadas y muy intuitivas.

 Para algunos autores representa a la estrella matutina (primera estrella que sale en el firmamento) que es en realidad es  Venus, planeta del amor,  la hermosura y el equilibrio.

En la mitología griega Hésperos es el lucero vespertino correspondiente al planeta Venus visto en la tarde (hijo de Eos, la diosa del amanecer – Aurora en la mitología romana – y Afrodita) y Phosphorus, es el mismo planeta, pero en este caso aludiendo a su posición al amanecer; también se le ha llamado Fósforo o Lucifer, la estrella de la mañana, portador de luz; originalmente fueron considerados, dioses hermanos; con el tiempo, los griegos aceptaron la opinión de los Babilonios, de que eran lo mismo, el planeta Venus.

Representa por tanto, el nuevo día símbolo de renovación constante o de eterno retorno; victoria de la luz sobre la oscuridad, de lo que podemos inferir un cierto dejo de dualidad en la carta, representada por la mujer, por las dos jarras, por las ocho estrellas, dos de las cuales llevan 6 puntas y las otras son todas de ocho puntas, de ciclo en movimiento constante, siempre en busca de la luz y retorno a la oscuridad y luego nuevamente a la luz.  Y claramente por los dos planetas que en realidad son uno solo.

En esta carta encontramos nuevamente el símbolo de agua vertida; en la primera (el arcano XIIII, La Templanza) el agua pasaba de un jarro al otro (desde consiente al inconsciente y viceversa), mientras que en este, el agua es vertida en la tierra y directamente a un estanque desde las jarras. Esto es particularmente importante, ya que el líquido que da vida vuelve al inconsciente (el estanque) y al consiente (la tierra); esto es que el Alma que recobra la esperanza o se acerca a la verdad (como dice Waite), purificada por el sufrimiento (de los arcanos XV Y XVI anteriores) es capaz de hallarse en paz en los dos planos y usar su sabiduría en ambos.

Otro claro símbolo, de la carta es la que nos lleva a recordar a la Estrella de Belén; estrella que guía a los tres magos hacia el lugar del nacimiento del niño salvador (Jesús), acontecimiento que representó para la humanidad una completa renovación de sí misma. Lo que nos instiga a relacionar la carta de la Estrella con, camino o guía, de luz y creación divina, de esperanza para toda la humanidad, de libertad y elección.

Con respecto a la mujer de la lámina, representa la Pureza de alma; sin inhibiciones, mostrando apertura, honestidad,  imagen de juventud, de la eterna belleza, promesa de esperanza y renovación. Esta carta representa el espíritu libre, tal vez conseguido con mucho dolor, que viene de las cartas anteriores, El Diablo y La Torre, por eso está desnuda; libre pensamientos incluso socialmente aceptados y necesarios como las ropas. Se relaciona directamente con la naturaleza indómita sin ocultar nada. Nótese que el dolor  la ha llevado a evolucionar a mejorar y lejos de tener algún tipo de rencor, el personaje en cuestión, descubre la fe.

Con respecto a los tres arbustos, claramente y a primera vista, podemos indicar que se refiere a las esperanzas que aunque no se pueden observar de frente, están allí y para encontrarlas la mujer debe solo dar una mirada hacia atrás, recordar el pasado y lo que viene, aunque esté lejos existe y es una realidad. Que depende de la actitud y la voluntad de encontrarla, cuando las cosas no están bien, la esperanza siempre se presenta como algo lejano pero real.

El pájaro negro, que está en ese arbusto, se posa allí, sobre la esperanza para llevarse todo aquello que oscurece el camino, por eso es negro; y emprende el vuelo lejos, dejando libre de negrura a la esperanza y la fe iluminada por la luz de las estrellas en el firmamento, puede ser un ibis que pertenece a Hermes, Mercurio (el mensajero de los dioses), hijo de Maya y Zeus; una de las Pléyades.

Relacionaremos a la carta XVII del Tarot con la Pleyades, (o las siete hermanas) puesto que son siete las estrellas que forman este enigmático grupo de estrellas en el firmamento.; Cuenta la leyenda que las siete hijas de Atlas Y Pleyone (Afrodita), quienes buscaban ser vírgenes por siempre y todas eran muy hermosas, sufrieron el acoso de Osiris quien al conocerlas se enamoró de todas ellas y las persiguió por cinco años, tras lo cual Zeus las transformó primero en palomas para que escaparan de él y luego en estrellas, para que Osiris no las pudiera tocar, desde entonces, todo el universo puede apreciar su belleza y pureza, también a Osiris tras ellas. Lo que nos adentra en otro significado de la carta XVII y es la pureza del corazón, enfrentada a la lasciva intención de Osiris, y la esperanza de conservarse puras y hermosas por siempre.

Podemos relacionar las siete estrellas de la carta con el mito de la Atlántida y a sus siete hijas con las siete islas que sobrevivieron al desastre. Sus descendientes habrían refundado la civilización sobre la tierra ayudados por su hermano divino, Hermes, que enseñaría a los mortales la escritura y todas las ciencias, una vez más frente a un desastre hace nacer la luz de la Estrella de la Esperanza.

Curiosamente, las últimas investigaciones acerca de los orígenes de la humanidad, tras elaborar un “árbol genealógico” para ver de dónde proviene nuestro ADN mitocondrial –ya que las mitocondrias se transmiten sólo por vía materna-, han demostrado que la actual raza humana proviene de siete mujeres diferentes, siete “Evas primordiales” que, en algún momento determinado, fueron las únicas en transmitir las mitocondrias que acabarían dando lugar al resto del género humano; sin que ello quiera decir que antes de estas siete antepasadas no hubiese “nada”, la coincidencia con los antiguos mitos que hacen referencia a la unión de los dioses con 7 míticas madres que ahora están en las estrellas de las Pléyades es verdaderamente enigmática.

Los romanos las llamaban las vírgenes de la primavera ya que ellas brillan en mayo que es el comienzo del periodo más fértil del año, claro es también que a pesar de sus deseos tuvieron todas hijos con dioses y una de ellas con un Mortal.

Las pléyades eran también veneradas por los amerindios, las tribus de Dakota veían en ellas el lugar de residencia de los viejos y el lugar de reposos de los espíritus de los muertos.

La estrella principal es símbolo de fusión y de trascendencia recuerda a izar que fue venerada en el medio oriente por más de 2000 años. Identificaba a Afrodita y tenía que ver con la mejoría, con el amor y con la prosperidad agrícola.

Estas apuntan a los siete chakras, a los siete planetas astrológicos y a los siete metales alquímicos. Los chakras son fuentes de energía localizados a lo largo, de la espina dorsal.

Esta avisando que los objetivos que ha escogido no son los correctos o que tiene demasiados escollos, que al final se llevará muchas decepciones; es posible que sus esfuerzos sean en vano porque no se verán recompensados. Es muy posible también, que llegó a la meta preestablecida (llegó a su estrella) y que ahora después de todo el trabajo no se siente a gusto, se siente vacío y desorientación porque no hay futuro a seguir.

Se ha desvanecido el objetivo, porque se ha llegado a la meta o porque se ha perdido la batalla, esta situación ha desembocado en desilusión, desorientación, angustia, pesar. Como salida a la carta al revés se puede considerar, el plantearse otros objetivos nuevos, en lo que poner la atención perdida, esto disipará las nubes (Buscar otra estrella que guíe su existencia)

Si pensabas que conseguir tus objetivos iba a darte la felicidad plena, estabas equivocado, la vida esta llena de múltiples objetivos que hay que ir alcanzando poco a poco.

La estrella al revés indica que la confianza y la tranquilidad (que representa al derecho) tarda más de la cuenta, pero llega. Es rechazo a la humildad, problemas de orgullo y de fertilidad.

Anuncia mala suerte, esperanzas sin sentido y una fuerte tendencia al pesimismo. Significa adversidad, debilidad, mala suerte, pesimismo, falta de sinceridad, intranquilidad. Esperanzas frustradas. Desilusión, pesimismo, mala suerte. Desequilibrio. Una relación sentimental o social termina en mala forma.

En este momento falta inspiración e introspección. La esperanza parece escasear y los deseos están lejos de verse cumplidos, quizás está portándose como una diva engreída y has rebajado y ofendido a otros con su conducta.

Estas absorbiendo la energía de los demás puesto que con cada palabra u observación, pides atención y preocupación., pides cada vez más y no estas dispuesto a ceder. Menos a dar algo de ti.